Una manera diferente de acercarse a la historia del arte

Fátima Lazarte y Fabrizio Catalano

Una manera diferente de acercarse a la historia del arte.

El mundo del internet está repleto de sitios que intentan recorrer las etapas de la historia del arte, de reproducciones de pinturas y esculturas, de descripciones y análisis de las numerosas corrientes y de los múltiples estilos que han condicionado y plasmado el imaginario visual de los seres humanos.

Estos temas son muchas veces tratados de una manera estandarizada, esquemática, por momentos repetitiva.

Nosotros creemos que un acercamiento novedoso y original al mundo del arte es posible. Un acercamiento que tome en cuenta la relación originaria entre sensibilidad artística y espiritualidad, entre la mente y la mano, entre magia, sueño, alma y técnica.

Pintura rupestre, Ngungunda, Australia

¿Qué es el arte? Es una de las preguntas más grandes formuladas por
los seres humanos. Una pregunta quizás sin respuesta, o con un número incalculable de respuestas, con una amplia gama de tonos y matices: la búsqueda de una vela en las cálidas sombras de la conciencia, pues cada intento de delimitar este concepto en un recinto de pocas palabras se estrella en la subjetividad de quien se atreve a dar un juicio resolutivo.
El arte nace con el ser humano.

Diosa, pintura rupestre, Argelia

Imaginémonos hace poco más de 12.000 años: la última glaciación acaba de terminar, a nuestro alrededor todavía hace frío, la caza escasea y hay animales de los que todavía no sabemos defendernos –pero pronto los dominaremos–; hay enfermedades, enfrentamientos con otras familias o con otras tribus, enigmas y obstáculos; pertenecemos a un grupo reducido, perdido en territorios inmensos y desconocidos, somos los primeros en ver el océano o las auroras boreales, los primeros en construir barcos o domesticar un perro. Para defendernos de las heladas y de la oscuridad, nos refugiamos en una
cueva. En esa cueva, hay un miembro de nuestro grupo que tiene un talento que los demás no poseen: a nosotros nos parece que está en contacto con los espíritus, con fuerzas ocultas de otra dimensión –y nada excluye que esto corresponda a la verdad– pero ese individuo es esencialmente un artista. Entona un canto en un idioma de lo cual se han olvidado sonidos y acentos, sumerge los dedos en algunas sustancias de colores; y, en las paredes de la cueva, traza las primeras pinturas rupestres.

Tiwanaku, Bolivia

Pinta lo que nosotros respetamos, lo que esperamos, lo qua
Mientras, genuinamente, fija en la historia la huella de su propia mano.
En ese instante, nació el Arte. Y nuestra mente, aún sin superestructuras, ha reconocido en el artista una sensibilidad diferente, reveladora, irrenunciable.
En esta época remota, el artista y el chamán eran la misma persona.
El arte estaba indisolublemente ligado a la magia. Los dibujos sobre la roca y los ritos, en el tremendo aislamiento de la noche, a través de la energía encantadora del hechicero, enmendaban del cansancio, fomentaban el trance, el olvido, la purificación.

Máscara del dios de la guerra, Hawái

Mucho se ha escrito sobre esta materia; y valdría la pena recuperar el
sulfúreo tratado de André Breton y Gérard Legrand L’art magique.
El libro, en el que la historia del arte se reinterpreta a la luz del Surrealismo, contiene, en su última sección, una serie de entrevistas a numerosos representantes de la cultura del siglo XX.
El arte se funde en la magia –afirman los dos autores y buena parte de sus
compañeros de viaje– y en esta amalgama se cultiva la externalización de la libertad. El arte es sueño, éxtasis, iluminación; es un medio para reivindicar un derecho, para exigir lo mejor, para desencadenar nuevas sinapsis, para elevarse por encima de una condición ferina.

Máscara BaLuba, Congo

El arte –ha dicho la crítica mexicana Avelina Lésper, sintetizando sus opiniones en una definición tan efectiva como esclarecedora– es un producto del talento, de la inteligencia y de la sensibilidad humanas.

Desde la prehistoria hasta la primeras grandes civilizaciones, desde la antigua Mesopotamia hasta el Egipto y sus innumerables divinidades, desde los templos de Atenas hasta aquellos de Tiwanaku, desde los ancestrales laberintos de Creta hasta los monasterios de Asia central, de los mosaicos a las catedrales góticas, de la riqueza del Barroco a las arquitecturas coloniales, llegando a las vanguardias de los últimos dos siglos –Impresionismo, Simbolismo, expresionismo, Surrealismo, Abstracción, etc.– vamos a ofrecer a nuestros lectores una propia visión de la historia del arte.

Alphonse Osbert, Le mystère de la nuit

Manteniendo además una relación entre el macrocosmos –reseñas atentas sobre los movimientos y las corrientes artísticas– y el microcosmos: contando como se han desarrollado la sensibilidad por la belleza y el alma mágica del país donde nace este sitio: Bolivia.
Uno de los primeros pensamientos que nos acercan al campo de la historia del arte es el de una bella colección de figuras que responden a una época o creador. Ciertamente el arte va mucho más allá de esto, en cada obra se expresa la subjetividad del artista: tomando a Sergio
Rojas esta historia, sería la historia de la subjetividad.

Rembrandt, El filósofo

Continuando con esta línea de reflexión creemos que esta historia también da
cuenta de cómo se ha alojado en el mundo está subjetividad, cómo ha
sido recibida, lo que nos lleva inmediatamente a señalar la recepción
de los fenómenos artísticos, obras y autores.

Sandro Botticelli, La nascita di Venere

Esto nos permite acercarnos al complejo mundo del arte: muchos artistas parecen ser incomprendidos en su tiempo y valorados mucho después, al contrario de otros que gozan de una gran popularidad en los llamados circuitos
del arte.

Creemos que la producción artística en esta y otras temporalidades, ha construido y ha sabido hacer con los quiebres que se han presentado, partiendo de un pensamiento crítico y reflexión; para devenir en el surgimiento de nuevas formas, como respuestas ante este vacío de significación; como posibilidad de conocimiento.

La reina Teje, antiguo Egipto ca. 1360

Al respecto uno de los pensadores destacables de este momento Agamben, reflexiona sobre la relación de una persona (creador) con su tiempo, en el texto “¿Qué es lo contemporáneo? (2008) nos marca: “La contemporaneidad es, entonces, una singular relación con el propio tiempo, que adhiere a él y, a la vez, toma distancia; más precisamente, es aquella relación con el tiempo que adhiere a él a través de un desfasaje y un anacronismo.

Gustave Courbet, L’origine du monde

Aquellos que coinciden demasiado plenamente con la época, que encajan en cada punto perfectamente con ella, no son contemporáneos porque, justamente
por ello, no logran verla, no pueden tener fija la mirada sobre ella.” Esta distancia que sería también necesaria para poder mirar las producciones humanas con un cierto alejamiento y tal vez suscitar la pregunta ¿qué me pasa a mí con esto?

La cultura es todo lo que nos permite desarrollar un complejo aparato de relaciones al interior de una sociedad, para que se constituya una red que posibilita la circulación de un sinfín de significados y que nos insertan en lo social.

Edvard Munch, Amor y dolor Vampiresa 1895

Cada uno de nosotros nace a un marco cultural, a un espacio y tiempo determinados, mismos que condicionan nuestra forma de ser, ver, y estar en el mundo. Kush nos propone que hay un horizonte simbólico, de modo que nos marca una posibilidad de movimiento y no una condición estática, lo que sugiere es que está en permanente cambio; este cambio puede ser sutil y gradual o puede ser brusco. Es en este sistema que se inserta nuestra subjetividad.


La cultura va mucho más allá de expresiones que todos conocemos y reconocemos, hay una parte oculta que está implícitamente en todas las acciones que realizamos y que de algún modo enmarca nuestra forma de vivir, este marco de acuerdo a las experiencias que nos permitamos tener o que propiciemos tener puede ampliarse, pero también puede ser muy estrecho. En el interior de este sistema se encuentra el arte, en una compleja relación con la misma, puede afirmarla o contrariarla.

La cultura y algunas prácticas artísticas, creadores y obras se ponen en tensión, sobre todo cuando la producción artística se acerca a los bordes del marco cultural para socavarlos o cuestionarlos. Este sistema aloja y promueve las llamadas expresiones culturales y artísticas mientras estas sostengan el aparato simbólico que se propone como estructura de lo social, las otras expresiones pueden ser silenciadas, ignoradas o soslayadas como ha sucedido a lo largo
de la historia de la humanidad.

Salvador Dalí, Mi esposa, desnuda, contemplando su propio cuerpo convirtiéndose en escalera, tres vértebras de una columna, cielo y arquitectura 1945

Es así que esta resistencia, promueve una respuesta, un proceso creador. La creación es para nosotros una respuesta ante los avatares
de la sociedad en la que vivimos, esta creación que de alguna manera
se provoca cuando el circuito de nuestras significaciones estables se
ha quebrado, y nos permite elaborar un nuevo pacto de significaciones
hasta que este sea estremecido nuevamente.
Este proceso creativo devendrá en una obra que resignifique nuevamente el mundo, le dé un ordenamiento y una pacificación.
Un punto de partida para el proceso de creación es una introspección,
respetuosa, muchas veces silente, pero en el mayor de los casos
perturbadora, ya que evidencia un desarreglo del mundo simbólico,
que permite imaginar un nuevo arreglo simbólico.
Ese saber hacer con este angustioso proceso, el poner en palabra imagen, movimiento o cualquier otro recurso, esta búsqueda, la realiza el creador.

El creador es aquel que de algún modo se acerca a lo más íntimo de lo humano, se acerca al vacío y es capaz de hacer una propuesta, ya sea en la modalidad ex nihilo (creación desde la nada) o en la modalidad de la invención (a partir de lo que existe), sin certezas se enfrenta a la imposibilidad, al amor, al dolor, al sufrimiento y cualquier emoción o situación humana, buscando nuevos caminos para enfrentar lo que le resulta extraño, lo que lo interpela.
Muchas veces en dialogo fructífero con colegas que comparten su búsqueda, otras en soledad, pero siempre acompañado por interlocutores de diferentes
tiempos que parecen buscar lo mismo que él, bajo diferentes condiciones.

Es a través de este proceso que existe la posibilidad de producir nuevas significaciones, que luego pueden normalizarse en el campo cultural y le permiten ampliar sus fronteras, rompiendo con paradigmas y tratando de restaurar el hecho humano y su dignidad.

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